Es un trastorno en la producción de las unidades fonéticas que componen el habla, que deriva de la presencia de una lesión del sistema nervioso central que dificulta el control muscular.
SINTOMAS QUE PRESENTAN LOS NIÑOS
Suelen ser niños y niñas de aspecto distraído, desinteresados, tímidos, agresivos y con escaso rendimiento escolar que, en muchas ocasiones, creen hablar bien, sin darse cuenta de sus errores, y en otras, aunque sean conscientes de ellos, son incapaces por sí solos de superarlos. Los síntomas específicos son la sustitución, omisión, inserción y distorsión de los fonemas.
Así producen errores de:
a) Sustitución: es el error de articulación por el cual un sonido es reemplazado por otro. El niño no puede realizar una articulación y la suple por otra más fácil o, de entrada, percibe mal el sonido y lo reproduce tal como el lo discrimina (como lo emite). Es el error más frecuente dentro de las disartrias funcionales y el que presenta más dificultades para su corrección. Las formas más frecuentes son la sustitución de r por d o por g, de s por z y del sonido k por t.
b) Omisión: se omite el fonema (p. ej. “iño” por niño) o toda la sílaba en que se encuentra dicho fonema (p. ej. “loj” por reloj).
c) Inserción: se intercala un sonido que no corresponde a esa palabra para apoyar y resolver la articulación del dificultoso (por ej. “Enerique” por Enrique).
d) Distorsión: Se articula el sonido de forma incorrecta pero aproximada a la adecuada y sin llegar a ser una sustitución.
CLASIFICACIÓN
Las lesiones producidas en el SNC pueden localizarse en distintos puntos, en función de los cuales estableceremos diferentes tipos de disartrias. Así, podemos diferenciar:
a) Disartria flácida: En este caso la lesión está localizada en la neurona motriz inferior. Como notas descriptivas de esta disartria tendríamos:
– Alteración del movimiento voluntario, automático y reflejo.
– Flacidez y parálisis con disminución de reflejos musculares.
– Atrofia de las fibras musculares.
– Debilidad o fatiga durante el ejercicio (sobre todo en la musculatura ocular, bulbar, del cuello y de la cintura escapular).
– Posible afectación de la musculatura respiratoria.
– Afectación de la lengua.
– Afectación de los movimientos del paladar.
– Disminución del reflejo de náuseas.
– Deglución dificultosa.
– Debilidad de las cuerdas vocales, paladar y laringe.
– Alteraciones respiratorias (rápida y superficial).
– Voz ronca y poco intensa.
– Hipernasalidad.
– Articulación consonántica distorsionada.
b) Disartria espática: La afectación se produce a nivel de la neurona motriz superior; son características de esta afectación:
– Debilidad y espasticidad en un lado del cuerpo, en los músculos distales de las extremidades, la lengua y los labios.
– Resistencia al movimiento pasivo de un grupo muscular.
– Los reflejos de estiramiento muscular están exagerados.
– Presencia de reflejos patológicos.
– La respiración y la fonación no suelen afectarse.
– Disfunción articulatoria.
– Se asocia a otras patologías (encefalitis, esclerosis múltiple, traumatismos craneales).
– No hay atrofia de fibras musculares.
– Frecuente alteración del control emocional.
– Emisión de frases cortas.
– Voz ronca.
– Tono bajo y monótono.
– Lentitud en el habla.
– En ocasiones se producen interrupciones tonales o de la respiración.
– La articulación consonántica suele ser poco precisa y, a veces, se producen distorsiones vocálicas.
c) Disartria atáxica: La afectación del cerebelo ocasiona una disartria atáxica. Es a partir de lesiones cerebelosas cuando se deduce que este órgano regula la fuerza, velocidad, duración y dirección de los movimientos ocasionados en otros sistemas motores. En general, la afectación del habla ocurre simultánea a lesiones cerebelosas bilaterales o generalizadas (Bagunyá y Sangorrín, 1988). Como descripción de los trastornos cerebelosos señalamos:
– Hipotonía de los músculos afectados.
– La dirección, duración e intensidad de movimientos son lentos e inapropiados en la fuerza.
– Posible irregularidad de los movimientos oculares.
– Disfunción faríngea caracterizada por una voz áspera y una monotonía en el tono con escasas variaciones en la intensidad.
– Disfunciones articulatorias mediante distorsiones.
– Alteraciones prosódicas por énfasis en determinadas sílabas.
d) Disartrias por lesiones en el sistema extrapiramidal: Las lesiones en el sistema extrapiramidal pueden ocasionar dos tipos de disartrias:
* Hipocinéticas: Muy característica en la enfermedad de Parkinson, presenta los siguientes rasgos:
– Movimientos lentos, limitados y rígidos.
– Movimientos repetitivos en los músculos del habla.
– Voz débil, articulación defectuosa, falta de inflexión.
– Frases cortas.
– Falta de flexibilidad y control de los centros faríngeos.
– Monotonía tonal.
– Variabilidad en el ritmo articulatorio.
*Hipercinéticas: Según Bagunyá y Sangorrín (1988) las alteraciones fonemáticas obedecen a la imposición sobre la musculatura del habla que efectúa una actividad proposicional de movimientos involuntarios irrelevantes y excesivos. Todas las funciones motóricas básicas (respiración, fonación, resonancia y articulación) pueden estar afectadas de forma sucesiva o simultánea, siendo imposible predecir su ocurrencia en el tiempo.
Entre los trastornos más relevantes característicos de las hipercinesias tenemos coreas, atetosis, temblores y distonías.
e) Disartrias mixtas: La forma más compleja de disartria es la mixta, donde la disfunción del habla es el resultado de la combinación de las características propias de los sistemas motores implicados.
INTERVENCIÓN:
Tiene que ir dirigida a establecer estrategias de comunicación, crear mecanismos compensatorios para las alteraciones funcionales, utilizar una psicología adecuada, mejorar el funcionamiento de los órganos articulatorios, modificar y orientar la actividad de alimentación, contribuir a la eliminación de la sialorrea, desarrollar una correcta respiración proporcional para el habla, trabajar sobre las cualidades de la voz, favorecer la fluidez verbal, y mejorar la entonación y la expresividad.
Todo esto se puede conseguir mediante:
– Psicoterapia
– Masaje manual o instrumentado
– Ejercicios de praxis articulatoria
– Terapia de alimentación: mejorar la deglución.
– Ejercicios respiratorios
– Ejercicios para mejorar la calidad de la voz
– Ejercicios para corregir los trastornos fonéticos
– Ejercicios para el ritmo y fluidez verbal
– Ejercicios para la entonación y expresividad.
Así la rehabilitación de la disartria no solo debe verse encaminada a superar los trastornos articulatorios, sino además a la prevención, compensación y rehabilitación de la disfagia.
La atención de la disartria debe seguir enfocándose dentro del equipo interdisciplinario cuyo objetivo principal de la rehabilitación debe ser mejora la calidad de vida del paciente.